miércoles, 10 de agosto de 2016

Feria Internacional de Casas de Muñecas y Miniaturas - Madrid, noviembre 2013



                             

                       Animada por mis colegas artesanos, me decidí a participar en la Gran Feria, la de verdad amplia e internacional, que se iba a celebrar en Madrid el 23 y 24 de Noviembre 2013.
              Como en la familia somos especialistas en organizar líos, mi hija venía de Bruselas a Madrid, yo iba desde Alicante y allí nos encontramos. Nos hospedamos en el mismo hotel que hacía el evento, lo cual facilitó mucho las cosas. 




               Me reencontré con algunos colegas y conocí la verdadera dimensión de este mundo, con muchísimos aficionados y coleccionistas. Había gran número de artesanos y comerciantes españoles pero también muchos extranjeros. Por otra parte, era evidente que había mucha competencia entre artesanos que se dedican a lo mismo. Una vez más me hablaron de la crisis y de lo mucho que había cambiado la posibilidad de ventas. El asistir a estas ferias supone un desembolso en desplazamiento, alojamiento y pago de la mesa a los organizadores que los artesanos deben, por lo menos, cubrir con los ingresos. No es siempre así, y por eso, por desgracia, muchos han dejado de asistir a las ferias.
              Hay otros muchos, tanto artesanos como detallistas, que han optado por vender por internet pero eso necesita una organización y a los pequeños artesanos tampoco les es factible.
               Se me ha olvidado mencionar en las reseñas de las otras ferias que yo no vendía más que alfombras pequeñas y alguna mediana,  pero como nunca fue el objeto de mis viajes vender mucho, tampoco era muy relevante. Me preguntaba cual era el motivo, eso sí. Posiblemente me hubiera supuesto una cierta desilusión vender tan poco, si no hubiera sido por la opinión favorable de mis colegas y también la admiración que suscitaban en el público que preguntaban y se interesaban mucho por mi trabajo.
               A estas ferias suele ir mucho público pequeño coleccionista. Tienen una casa de muñecas que van amueblando poco a poco. Y hay cientos de cosas que comprar hasta que está terminada. Por eso, los detalles de miniaturas para  la cocina y las habitaciones son los más buscados.  Las lámparas y alfombras, que suelen ser los objetos más caros, vienen al final de todo el proceso. Lamentablemente (para mí!), las alfombras de calidad son prescindibles y pueden ser sustituidas por productos de fábrica mucho mas económicos.
                 Hay una anécdota de esta Feria muy curiosa.  Ya en las otras anteriores, los habituales del circuito, me habían hablado del "árabe". Era un personaje de un país del Golfo, que se presentaba en Madrid, llevaba en el bolsillo un fajo importante de dinero y compraba mucho, todo lo que le gustaba. Todos soñaban con el favor del árabe, que les podía salvar la inversión en la Feria.




                 Teníamos mucha curiosidad. Y en la hora de los coleccionistas, allí se presentó  Era un hombre joven y atractivo, vestido a la europea (yo que había pensado llegaría como los jeques árabes) acompañado de un secretario que tomaba nota de todo y cargaba con las bolsas y otro que supongo le haría de intérprete.
                   Se pasó el día allí.  Iba y venía, volvía a recorrer las mesas, observar y preguntar todo. A nosotras nos compró una alfombra y le gustaron mucho las otras.  
                     De esta Feria lo que más recuerdo, con desagrado, era el organizador, un americano grosero, maleducado y prepotente que era evidente iba a sacar el máximo provecho económico sin ningún interés real por el mundo ni los artesanos.  Me dejó sorprendida la falta de empatía que tenía y lo comenté con algunos colegas. Todos lo sabían y ya lo habían sufrido pero se callaban porque es el organizador de esta Feria, la única suficientemente importante para darse a conocer. Y cualquier diferencia la zanjaba excluyéndote de la participación. 

                    Habían sido tres Ferias en el año y consideré que ya estaba suficientemente informada del mundillo y dejé de asistir en los años siguientes.